Siguiendo con el tema de los vendedores que enamoran me gustaría contaros otra anécdota que me ocurrió también durante mi viaje a Burgos. Hicimos el viaje en un avión que compartíamos representantes del sector asegurador catalán, mediadores y compañías, rumbo al Congreso de Mediadores de Seguros de Burgos.
A mi me tocó compartir fila con un mediador, al que llamaré Alex, quien en el transcurso del viaje me confesó que él normalmente aprovechaba sus desplazamientos para hablar con el piloto. Mi primera reacción, inocente de mi, fue pensar que era un apasionado de los aviones. Nada que ver, él quería ir a la cabina para vender un seguro al piloto.
Tras mi sorpresa inicial, me explicó que con el transcurso del tiempo ha ido afianzando una importante cartera del colectivo de pilotos y que siempre aprovechaba cualquiera de los muchos viajes a los que le obliga su trabajo para hacer lo que mejor sabe: vender seguros.
Me encantó su iniciativa de no desperdiciar ninguna ocasión y estar atento a todas las oportunidades que se le presentan. Tanto es así, que cuando aterrizamos lo pille “in fraganti” dándole una tarjeta también al conductor del autocar. Y aunque no me quiso confesar sus “aviesas” intenciones, su pícara sonrisa le delató.
Está claro que nos son tiempos fáciles para nadie pero como dice Victor Küppers huye de los vendedores “es que” y piensa en lo que tú puedes hacer. Alex lo tiene muy claro, él no es de los que se excusan con que su profesión le obliga a viajar mucho y no le deja tiempo, sino que aprovecha esta circunstancia de su trabajo para ampliar su cartera de clientes. Ole, ole y ole.
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